Oposición venezolana: debilitada tras la derrota electoral
Gideon Long © 2021 The Financial Times Ltd.
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Gideon Long
Durante cuatro años, la oposición al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se negó a participar en unas elecciones que consideraba amañadas. Pero tras un cambio de estrategia, el pasado fin de semana presentó candidatos a nivel nacional en las votaciones regionales, y perdieron rotundamente.
El partido socialista revolucionario de Maduro, el PSUV, ganó al menos 19 de las 23 gubernaturas que se ofrecían (uno de los resultados aún está en disputa) y más de 200 de las 335 alcaldías, incluida la de Caracas. El resultado deja a la fragmentada oposición del país con decisiones difíciles sobre lo que se necesita para hacer frente al régimen de Maduro en las urnas. También es un revés para muchos de los partidarios internacionales del líder opositor Juan Guaidó, a quien EEUU reconoce como presidente interino legítimo del país.
Por primera vez en 15 años, la Unión Europea (UE) envió una misión de observación electoral a Venezuela, una decisión que, según algunos críticos, les dio legitimidad a los comicios. Sin embargo, la crítica internacional sigue siendo generalizada. La propia UE otorgó una evaluación mixta, diciendo que las elecciones se organizaron "en mejores condiciones electorales que en procesos anteriores", pero condenó al gobierno por su "amplio uso de recursos estatales" durante la campaña y por excluir a algunos candidatos. El partido gobernante de Maduro también se vio favorecido por la profunda división de la oposición, lo cual dividió el voto.
Más de 100 partidos se presentaron a las elecciones, llenando las boletas con nombres ambiciosos como Avanzada Progresista, Esperanza por El Cambio, Primero Venezuela, Prociudadanos y Un Nuevo Tiempo. Se presentaron más de 70.000 candidatos, la gran mayoría pertenecientes a pequeños grupos opositores. Como promedio, hubo 23 candidatos para cada uno de los 3.082 puestos públicos en juego.
Tras las elecciones, Guaidó reconoció el problema de la oposición dividida, pero él y otras figuras antigubernamentales destacaron la necesidad de "unidad", "renovación" y "reestructuración" de cara a las elecciones presidenciales previstas para 2024.
Estados Unidos y otros países, entre ellos el Reino Unido, deben decidir en enero si reconocen a Guaidó como presidente interino legítimo de Venezuela durante un año más. Lo han considerado así desde principios de 2019, cuando, con el respaldo de la administración Trump, lanzó un audaz intento de derrocar a Maduro, alegando que éste había usurpado la presidencia al anunciar la victoria en unas elecciones fraudulentas.
EEUU ha hecho fuertes insinuaciones de que le dará a Guaidó al menos un año más. Pero el asunto no está claro. En privado, incluso los aliados cercanos de Guaidó han dicho que se sienten incómodos con la idea de prorrogar su mandato. La UE ya ha renunciado discretamente a reconocerlo como presidente interino, refiriéndose en cambio a él como una figura importante dentro de la oposición.
Mientras tanto, Maduro y una delegación de la oposición siguen participando en conversaciones mediadas por Noruega en México, que tienen como objetivo encontrar una solución al estancamiento político. Maduro interrumpió la última ronda en protesta por la extradición de Alex Saab, uno de sus aliados cercanos, a EEUU y ha dicho que "todavía no existen las condiciones" para volver a la mesa de negociaciones.